
LA CANTERA IMPERIAL
El Turro custodia uno de los secretos mejor guardados del Renacimiento español. En las cercanías de este pequeño núcleo de 260 habitantes se alza ‘El Peñón del Niño del Turro’: la cantera de donde salieron las columnas del Palacio de Carlos V en la Alhambra. Cuando el emperador, fascinado por la belleza de la Alhambra tras su boda con Isabel de Portugal en 1526, decidió construir su palacio renacentista, las columnas de mármol blanco previstas desde Macael fueron sustituidas por la piedra jaspeada de El Turro, llevando la esencia de esta pequeña localidad hasta los patios imperiales.
El casco urbano de esta población conserva su estado original, sin nuevas construcciones que hayan alterado su configuración, mientras que en sus inmediaciones se han hallado tumbas prehistóricas en fase de estudio. La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, con su planta rectangular y pequeña cúpula de media naranja, sirve de centro espiritual a una comunidad que ha sabido equilibrar tradición y modernidad.
Las fiestas en honor a la Virgen del Rosario (segunda semana de agosto) incluyen el innovador Festival de Rock ‘Turrock’, donde grupos de toda Andalucía se dan cita en un evento que demuestra cómo un pueblo pequeño puede crear tradiciones contemporáneas sin renunciar a sus raíces. Entre cucañas para los pequeños y la fiesta de la cerveza para los jóvenes, El Turro celebra que la autonomía no es solo administrativa, sino también cultural.
En este rincón donde las piedras viajaron hasta la Alhambra y las tradiciones se reinventan cada año, El Turro demuestra que los pueblos más pequeños pueden albergar las historias más grandes.