
Se trata de una torre atalaya de carácter fronterizo situada en el término municipal de Loja. La característica más distintiva de la Torre del Cortijo Viejo es su tipología constructiva: presenta un desarrollo cilíndrico (planta circular o cilíndrica), y se encuentra erigida en el interior de un gran recinto que, según los indicios, podría haber sido una fortificación íbero-romana previa, indicando una reutilización estratégica del emplazamiento a lo largo de la historia. Como elemento defensivo, formaría parte del sistema de vigilancia nazarí que comunicaba las alquerías y el principal núcleo de Loja.