El topónimo de Zagra, derivado del árabe que significa ‘peña’, ‘roca’ o ‘frontera’, describe a la perfección el emplazamiento de esta fortaleza: una elevación rocosa a 805 metros de altitud que domina la población. No es casual que su nombre incluya ‘frontera’, pues justo por estas tierras cruzaba la línea divisoria entre los territorios de Córdoba, Jaén y Granada desde 1341 hasta 1486. Construido por los nazaríes en el siglo XIV, el Castillo de Zagra fue una plaza fuerte esencial en la primera línea defensiva del Reino de Granada, controlando la importante ruta natural del río Pesquera y formando parte de un sofisticado sistema de comunicación visual con otras fortalezas y atalayas de la comarca.
La fortificación se organizaba en dos sectores distintos, separados por muralla y a distinto nivel: la alcazaba (el corazón militar, en la cima, con unos 600 m²) y un recinto inferior de planta rectangular para el asentamiento civil, que ocupaba toda la pendiente hacia el actual pueblo. El castillo fue escenario de intensa actividad militar durante el siglo XIV, sufriendo asedios y tomas temporales por parte de los castellanos. Zagra era una villa fronteriza característica, donde convivían soldados y población civil bajo la protección de sus murallas.
Este Bien de Interés Cultural, de titularidad municipal desde 2003, conserva tres torres de mampostería, numerosos lienzos de muralla y restos de torres destacadas como la llamada Torre del Sol (en forma de L, con posible aljibe) y la Torre del Ángulo Este, probablemente la más alta de la fortificación. El castillo disponía de un sistema de aljibes que garantizaba autonomía hídrica. Aunque su interior fue históricamente utilizado para cultivos —dificultando el estudio arqueológico—, el conjunto ha sido recientemente iluminado y habilitado para visitas, permitiendo al visitante comprender la estructura defensiva de la última frontera nazarí. Tras la conquista cristiana en 1486, fue entregado a un alcaide castellano, marcando el paso de Zagra de villa militar a población agrícola.
Acceso: Se sitúa al este del núcleo urbano de Zagra, en la elevación rocosa próxima al cementerio, desde donde puede contemplarse perfectamente.
