
La historia de Salar tras la conquista castellana está íntimamente ligada a la figura de Hernán Pérez del Pulgar, el capitán que jugó un papel determinante en la toma de Granada y a quien los Reyes Católicos encomendaron la repoblación de esta villa. En 1501, mediante bula pontificia, se autorizó la edificación de una primera iglesia bajo la advocación de Santa Ana, dependiente de Loja y promovida por el propio Pérez del Pulgar, quien la convirtió en panteón familiar para sus descendientes. Aquella primera construcción, levantada sobre la antigua mezquita del lugar, sirvió como templo parroquial durante casi tres siglos hasta que, a finales del siglo XVIII, se decidió su sustitución por un edificio de mayores dimensiones acorde con el crecimiento poblacional de la villa.
La nueva Iglesia de Santa Ana se construyó entre 1795 y 1801 bajo la dirección de Domingo Thomas, arquitecto y director de la Escuela de Dibujo de Granada, siguiendo las disposiciones de la Real Cámara y sufragada con fondos de la cuarta decimal del Arzobispado de Granada, tal como reza la lápida fundacional situada en su fachada principal. El templo responde a la tipología de planta de cruz griega, solución arquitectónica que gozó de gran predicamento en el neoclasicismo tardío español. Los cuatro brazos de la cruz se cubren con bóvedas de cañón en los extremos, mientras que en la intersección central se eleva una bóveda vaída que proporciona amplitud y luminosidad al espacio. La construcción emplea un aparejo mixto de ladrillo y mampostería, técnica habitual en la arquitectura granadina de finales del XVIII. Los cuatro brazos coronan sus fachadas exteriores con frontones triangulares producidos por las vertientes a dos aguas de sus tejados, configurando un volumen exterior equilibrado y simétrico.
La portada principal, neoclásica, presenta una gran puerta rectangular adintelada coronada por una cruz de mármol. Sobre ella se abre un ventanal y, en el frontón superior, se instaló en la década de 1920 un reloj que desde entonces marca el tiempo de la vida municipal. La torre, de planta cuadrada y estructura muy sencilla, se organiza en varios cuerpos separados por cornisas. El cuerpo de campanas se abre al exterior mediante cuatro vanos de medio punto enmarcados por dinteles, uno en cada cara.
En el interior destaca el altar mayor, situado sobre una plataforma elevada y presidido por la imagen de Santa Ana, patrona de la villa, custodiada en un nicho con arco de medio punto entre grandes columnas.
El patrimonio artístico del templo sufrió graves pérdidas durante la Guerra Civil (1936-1939), cuando se produjeron saqueos y la destrucción de varias imágenes, entre ellas la original de Santa Ana, actualmente sustituida por una réplica. Entre las piezas conservadas destaca la imagen de Jesús Nazareno, que bajo su manto aún mantiene la pintura original de la madera, la Virgen de los Dolores del escultor González Mesa, y un retablo de principios del siglo XX que representa al Sagrado Corazón de Jesús custodiado por San Agustín y San Rogelio. La imagen más antigua del templo es un Niño Jesús que sobrevivió a la quema, aunque se desconoce su datación exacta.
Acceso permitido solo en horarios de culto. La iglesia se ubica en la plaza del pueblo, junto a la Torre de Hernán Pérez del Pulgar y la Fuente de la Iglesia.
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