
La Torre de la Gallina presenta una característica única entre las atalayas nazaríes: una habitación subterránea abovedada a modo de sótano, accesible por una pequeña puerta en su parte suroeste. Esta particularidad, junto con los restos cerámicos encontrados en su entorno, sugiere que aunque es una atalaya, tiene características de torre de alquería.
Está construida en mampostería con hiladas y enripiados, aunque actualmente sólo se conserva el núcleo central de relleno, lo que dificulta medir con exactitud el diámetro original. Su mal estado actual se debe a los graves destrozos causados por una tormenta eléctrica en 1970, que dejó en pie únicamente parte del tercio inferior macizo hasta una altura máxima de 3 metros en su cara norte. Formaba parte del sofisticado sistema de vigilancia nazarí, manteniendo comunicación visual con la Torre de Mingoandrés y las torres ubicadas en el término de Mora.
Acceso: Por la carretera N-432 dirección Alcalá la Real, en el PK 413, hay un altozano a la derecha donde se localiza la torre. Está a unos 10 minutos a pie desde la carretera.