La Iglesia de Santa María de la Encarnación de Íllora – declarada bien de Interés Cultural en 1980 – se alza en un lugar privilegiado de la plaza del pueblo, como uno de los exponentes más notables del Renacimiento granadino. Mandado construir por los Reyes Católicos tras la conquista de Íllora en 1486, el templo se levantó sobre terreno probablemente ocupado por una mezquita primero y una iglesia mudéjar después. La construcción actual se inició en 1541 siguiendo las magistrales trazas de Diego de Siloé para la capilla mayor y la torre, siendo continuada por maestros de la talla de Martín de Bolívar, Pedro de Pontones, Juan de Alcántara y Juan de Riaño.
La iglesia destaca por su estilo renacentista con pervivencias góticas, presentando una nave rectangular dividida en cuatro tramos por pilastras que culminan en una cornisa perimetral. Las capillas, concebidas como hornacinas poco profundas entre contrafuertes, crean un ritmo arquitectónico de singular belleza. Sus portadas constituyen auténticas joyas escultóricas. La portada principal despliega airosos arcos renacentistas flanqueados por columnas corintias, mientras que la lateral manierista sorprende con un expresivo grupo escultórico de la Anunciación, de notable calidad artística. La situada a los pies, más antigua, fue realizada por Juan de Maeda.
El interior alberga tesoros de incalculable valor: un órgano tubular construido por la familia Pavón a finales del siglo XVIII, pinturas procedentes del Convento de San Francisco del siglo XVIII, y uno de los archivos parroquiales más importantes de la provincia de Granada. Este archivo, descubierto en los años 70 tras permanecer oculto en un muro, contiene documentos desde el siglo XVI que narran la historia viva del municipio.
La torre, un simple prisma alto y macizo que se alza detrás de la cabecera, ha sido objeto de una intensa restauración ciudadana. La Plataforma Pro Restauración, constituida por más de seiscientas personas, logró salvar este emblema arquitectónico que se encontraba en peligro de derrumbe, demostrando cómo la movilización social puede preservar el patrimonio común. Las bóvedas de la nave y el coro, construidas en 1701 por Francisco Navajas y Francisco Otero, junto con el coro alto de mediados del siglo XVIII obra de Pedro Fernández Bravo, completan un conjunto arquitectónico que abarca tres siglos de construcción y múltiples estilos artísticos.
Horario de visita libre: De mayo a septiembre, los sábados de 18 a 22 horas. De octubre a abril, los jueves de 16.30 a 20.30 horas.
Más información en la web de la Archidiócesis de Granada.
